Hambre

El guardia abrió la puerta del congreso y empezaron a salir el presidente y sus ministros. Todos acompañados de su seguridad respectiva. No habían caminado ni 10 pasos cuando se escuchó un fuerte ruido que provenía de lejos. Algunos se preguntaban si eso era una explosión. Tras pasar unos segundos volvió a escucharse el mismo fuerte sonido, pero parecía que se oía más cerca. Todos estaban quietos. Incluso el personal de seguridad se había quedado petrificado. Un tercer sonido muy cerca de ahí los hizo reaccionar. Con ello hicieron que los ministros y el presidente entraran nuevamente al congreso para protegerlos de lo que sea que estuviera sucediendo.

Al cerrar la puerta se empezaron a escuchar disparos por parte de la policía que resguardaba a las afuera. Los disparos eran acompañados de gritos de dolor. Luego de eso se hizo el silencio, pero un silencio que inquietaba. Las caras de quienes no escuchaban nada solo reflejaban el gran susto que tenían encima.

El grupo llegó donde estaban todos los congresistas y empezaron a preguntarse y decirse mil cosas. Nadie sabia explicar que pasaba. De pronto las luces se apagaron y se activaron las luces de emergencia. Casi al mismo instante se escucharon los gritos de unas extrañas criaturas que ya estaban ahí dentro. Todos intentaban saber de donde provenía el ruido para huir en la dirección opuesta, pero los disparos a la nada y los gritos de terror generaron mayor confusión.

En medio de esa confusión las extrañas criaturas empezaron a acercarse al presidente mientras que una extraña neblina inundaba la sala. Los disparos habían cesado por la falta de munición, pero el miedo hizo gritar a varios. Luego del inmenso ruido todo se oscureció y se quedó en silencio. Los policias, el presidente y el resto de gente importante tenían miedo de lo que podría pasar, pero no pasaba nada. De pronto el primer ministro cayó al suelo, luego uno de los congresistas. Uno a uno iba cayendo, pero no había sangre ni rastro de que algo los atacara. El presidente fue el último en desmayarse.

Día 1
El presidente abrió los ojos y se dio cuenta que todos la gran mayoría del del grupo estaban vivos. Se sintió aliviado por unos instantes, pero luego comprobó que ningún miembro de seguridad o que algún policía estuviera ahí. Con el susto también se dio cuenta que estaban encerrados. La estructura en la que ahora se encontraban no tenía puertas ni ventanas. Parecía que las paredes, el techo y el suelo fueran de piedra, pero era algo diferente. La única iluminación era una esfera que se encontraba en el techo. No era un foco, pero mientras no estuvieran a oscuras les daba igual.
Conversaron mucho sobre donde estaban y que era lo que harían. Al final cada uno termino durmiendo en el suelo por el cansancio. Ya no sabían si era de día o de noche. Todos los aparatos electrónicos que tenían habían dejado de funcionar y no tenían ni idea de la hora que era.

Día 4
Al ras del suelo en una de las paredes se movió una piedra y desde el hueco oscuro aparecieron los platos de comida y recipientes con agua. Los ahora prisioneros dudaron y discutieron sobre consumir ello o no. Al final el hambre y sed pudo más que el miedo a morir envenenados.

Día 10
Les llegaba comida todos los días, pero cada día que pasaba su hambre iba en aumento. Incluso sus raciones de comida habían aumentado, pero el hambre no disminuía

Día 15
Todos los prisioneros habían engordado como consecuencia de la nueva dieta.

Día 16
Alguien mató al presidente mientras dormía y se empezó a comer su cuerpo. El resto de los prisioneros hizo lo mismo. El hambre y la desesperación pudo más que la razón.

Día 20
No había hambre.
No había nadie con vida.

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